noviembre 13, 2007

Mision Utsjoki


Finlandia es demasiado frio,
Además de tener ese aspecto de noche eterna en esta época del año, lo hace menos agradable de visitar.

29 de noviembre.
Debía tomar el tren directo a Utsjoki. Buscar al tipo de la foto y traer de vuelta lo que me habían encomendado.
Sonaba demasiado fácil, sobre todo porque se trataba de un profesional, que había pertenecido mucho tiempo al cuadrante Asiático, dado por muerto y reinsertado en la sociedad finlandesa, con nombre nuevo y antecedentes que bien podían inculparlo solo a no pagar alguna vez una cerveza en el bar de siempre.
Eso siempre me gustó de la Organización.
Se preocupan por nosotros.

Llegue a las 7:30 am, que bien podría pensar que se trata de las 23:00 de mi país. Hoy es uno de esos días en que no veré el sol.

Utsjoki no es muy diferente a otros lugares que he visitado, aunque no me dedico a tomar fotografías ni preguntar direcciones, trato de ser una ciudadana mas, pero es de esos lugares que podrías pensar en volver, por ultimo a ver la aurora boreal.

Camino por la avenida principal, con un café en la mano (impresionante, Starbucks esta en todo el mundo). Se que tengo que llegar a la hora acordada donde mi informante. Cualquier alteración del plan, seria muy peligrosa.

En el hotel las antorchas le dan ese aspecto navideño a todo, aunque falten 25 dias para navidad. El nombre de esta vez es Injke Kujvalainnen. He tenido tantos que ya no recuerdo el original…
Creo que es mejor asi.

19:30, un auto negro me espera en la puerta. Lo bueno es que una vez mas respetaron mis ordenes. No podria conducir otra vez ese maldito Renaut rojo de Francia. Me quita estilo.

Carretera.
Agradable, en verdad es el minuto que tengo de repasar por última vez los antecedentes. Nunca me ha gustado trabajar a ciegas.

Llego a la orilla de uno de los mil lagos de esta región. Probablemente pida algo así para mi retiro aunque prefiero algo un poco mas….. Cosmopolita que el campo.

La cabaña tiene una tenue luz encendida, como si una llama bailara en el interior.
No puede ser una buena señal.
Mis 9 brillan al sacarlos de su funda.

Empujo la puerta entreabierta y un mar de papeles se levanta con el viento.
Una silla rota y una mesa en la mitad de la sala.

La luz provenia de la chimenea y de los mil escritos que probablemente lo inculpaban que ardian lentamente, casi como burlandose de mi.

Llegue tarde esta vez.
Y claramente, el fin de mi informante, mas temprano.

En el vuelo de vuelta trato de entender lo que alcance a salvar entre las cenizas.
Antes de quemar todo el lugar.
Un ex colaborador asi, no merecia lo que le hicieron.
Malditos.

No saben lo que les espera.

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